viernes, 1 de mayo de 2015

Cuenca

La ciudad de Cuenca nos ofrece uno de los más pintorescos paisajes urbanos de nuestra geografía. No en vano así lo reconoció la UNESCO al dotar a la ciudad con el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, en 1996. Tras una depresión económica y cultural que ha durado varios siglos, en los últimos años la ciudad ha sabido reflotar su interés gracias a la puesta en valor de sus valores históricos, artísticos y culturales, que atraen cada vez a más turistas; turismo muy favorecido también en buena medida por la mejora de sus infraestructuras de comunicación (autovía, AVE) llevadas a cabo recientemente.



El centro histórico de Cuenca se eleva majestuoso sobre la confluencia de los ríos Júcar y Huécar, en la estrecha y alargada manga de terreno que ha quedado en medio de la lucha erosiva que ambos cauces han librado contra el terreno, formando sendas hoces de una espectacularidad única, hecho que dota a la ciudad de su peculiar configuración urbana, muy determinada por el espacio natural que ocupa.





Uno de los atractivos turísticos de la ciudad viene derivado de esta peculiar disposición urbana. Se trata de las Casas Colgadas, cuyo máximo exponente lo encontramos en el edificio que ocupa actualmente el Museo de Arte Abstracto Español, y que quizás representa la seña de identidad más característica de Cuenca.



Pero no son éstas las únicas casas colgadas de la ciudad; a lo largo de las hoces del Júcar y del Huecar es posible divisar espectaculares edificaciones de incluso más de diez alturas, que se elevan hacia el cielo arrancando desde los mismos farallones que definen la silueta de las hoces, en un ejercicio de verticalidad y equilibrio que llevan al límite las leyes de la física, definiendo al mismo tiempo la peculiar morfología y singular bellezal de la ciudad.





Adicionalmente a las Casas Colgadas, Cuenca alberga un importante patrimonio histórico, artístico y cultural, como es su Catedral, iniciada en el s.XII, muestra de uno de los góticos más incipientes de España; así como los numerosos Conventos e Iglesias dispersos en su entorno urbano, como la Iglesia de San Pedro, de planta octogonal quizás por la influencia Templaria traída de la mano de Alfonso VIII para la conquista de la ciudad, en manos de los árabes, hasta el año 1177.



El hecho histórico de la participación de la Orden del Temple en la conquista de la ciudad ha acarreado numerosos mitos y leyendas que se mimetizan con la propia historia. Uno de estos mitos es la posible ubicación del Santo Grial en algún lugar de la ciudad, traído por los 12 caballeros templarios que venidos de Tierra Santa se incorporaron a las huestes de Alfonso VIII para la conquista de la ciudad. No en vano el escudo de Cuenca está representado por un cáliz sobre el cual figura una estrella de ocho puntas (simbolismo templario). No hay una absoluta certeza del por qué de esta símbología y su significado, lo cual da pie a muchos eruditos a elucubrar sobre su posible relación con la identificación del lugar en el que se guarda el Santo Cáliz, que algunos ubican dentro de la propia Catedral, y otros emplazan en la confluencia de los ríos Huécar y Júcar.



Es especialmente interesante visitar este punto de confluencia de ambos ríos, así como disfrutar del bonito paseo que podemos realizar por la margen izquierda del Júcar, gracias a la pasarela que se ha habilitado a tal efecto, y que atraviesa rincones de un encanto especial.



Otro atractivo turístico recientemente incorporado al patrimonio de la ciudad son los llamados túneles de Alfonso VIII, Así llamados por ubicarse en la Calle Alfonso VIII, muy peculiar por lo pintoresco y colorido de sus edificaciones.



Se trata de un antiguo refugio anti-aéreo de la Guerra Civil construido para proteger a la población civil ante posibles bombardeos. A pesar de que la ciudad sólo fue bombardeada en cuatro ocasiones durante la guerra, proliferaron muchos de estos refugios en todos los barrios del casco urbano, debido al intenso trasiego de aviación entre Madrid y Valencia, que ocasionaba la activación de las alarmas practicamente a diario mientras duró la contienda. El ayuntamiento de Cuenca está invirtiendo en la rehabilitación de estos refugios para su aprovechamiento turístico y disfrute de la ciudadanía.



Si durante nuestra visita a la ciudad, tenemos además la ocasión de disfrutar de su gastronomía, ya sea en forma de zarajos, morteruelo, ajoarriero, o sus dulces y licores, como el alajú y el resoli, respectivamente, habremos gozado con los 5 sentidos de nuestra estancia en tan singular ciudad, cuya visita siempre colmará nuestras expectativas y por seguro que nos invitará a volver.