jueves, 27 de diciembre de 2007

Unos días en Conil de la Frontera

Conil de la Frontera es un pueblecito gaditano de fachadas blancas que como una escalerita van subiendo de la mar al monte. Aunque el blanco de sus paredes ya no lo sea por el jalbegue con cal, como solía hacerse a la antigua usanza, no puede negársele el mérito de haber sabido conservar la esencia de lo que una vez fue.

Y es que la exquisita variedad de pescado frito regado con Barbadillo no es el único atractivo de este rincón de Cádiz que he podido descubrir en mi corta estancia en esta comarca (del 27 al 30 de Diciembre de 2007), y que en la práctica, por la larga duración del viaje, representan al fin y al cabo dos días hábiles.

Llegamos a Conil el Jueves 27 de Diciembre a eso de las 17:30h de la tarde, por lo que el día sólo nos dio para disfrutar de una bonita puesta de sol en la preciosa y singular Playa de los Bateles, y la noche para unas frituras de pescado en el recomendable Bar "Los Hermanos", a base de cazón, chocos, boquerones, calamares, gambitas y un poquito de hueva, todo ello conveniente y generosamente regado con Barbadillo.

El viernes por la mañana nos dirigimos hacia el faro de Cabo Roche, donde pudimos disfrutar de un agradable paseo por los impresionantes acantilados que aquí forma la línea de costa. El entorno está muy cuidado, destacando las pasarelas elevadas en determinados tramos para proteger la vegetación autóctona, concretamente el enebro marítimo o costero, especie en fuerte recesión en la actualidad.
Tras disfrutar unos momentos de esta zona, continuamos nuestra excursión por la pista asfaltada que avanza junto a la costa en dirección a Chiclana, atravesando algunas urbanizaciones ubicadas en enclaves realmente privilegiados. Sorprende enormemente estos extensos pinares adehesados que llegan prácticamente a pie de mar, por los que se ven discurrir innumerables pistas que harían las delicias de cualquier aficionado al 4x4.

Hicimos un pequeño alto en el camino a la altura de la bonita Cala del Frailecillo, donde dimos un pequeño paseo y también aprovechamos para visitar un cache sito en sus inmediaciones.
Continuamos la conducción entre bonitos pinares hasta llegar a las inmediaciones de una nueva urbanización a medio camino entre Conil y Chiclana, donde aparcamos para visitar en un primer momento el segundo cache del día, ubicado en las ruinas de un antiguo cuartillo de la Guardia Civil levantado prácticamente a pie de playa.
Después bajamos andando hacia la imponente playa de La Barrosa, donde no escatimamos tiempo en pasear por sus amplísimos arenales, límpios y finos, mientras disfrutábamos con las evoluciones de algunos aficionados al surf que pacientemente esperaban la ola más adecuada. A pesar de ser finales de diciembre, se disfrutaba de un sol implacable que nos brindaba una temperatura de entre 18 y 20ºC, suficiente para romper a sudar si vas muy abrigado mientras caminas (de hecho hice todo el paseo en manga corta).

La mañana no dio para mucho más, por lo que regresamos a comer a Conil, después de lo cual, la brevedad de los días en esta época del año no nos dio más que para disfrutar de otra bonita puesta de sol.
El sábado nos dirigimos hacia el otro sentido de la costa, concretamente hacia Verjer de la Frontera.
Se trata de otro pueblecito blanco que con acierto ha sabido mantener la identidad, al igual que Conil, probablemente gracias también a las directrices urbanísticas puestas en práctica por los ayuntamientos.
Paramos unos momentos en un bonito mirador hacia las marismas de Barbate y continuamos nuestro paseo por la localidad, entre estrechas calles, hasta llegar a la bonita Plaza de España, presidida por una elaborada fuente de cerámica entre palmeras, naranjos y otros destacados ornamentos urbanísticos.

Tras nuestra visita a Vejer, no quisimos pasar la oportunidad de visitar El Palmar, un playa prácticamente virgen de arenas doradas y finas y gran anchura, como todas las de esta zona, donde de nuevo encontramos numerosos surfistas disfrutando de su actividad mientras numerosas personas paseaban por sus amplias orillas.
De regreso a Conil sólo quedó de día para descansar un rato y disfrutar del último homenaje gastronómico de la estancia en la zona, para afrontar con energías el largo viaje de retorno a Madrid del día siguiente.

martes, 25 de diciembre de 2007

Humedales de Velilla de San Antonio

Enclavados en el Parque Regional del Sureste, Los humedales de Velilla de San Antonio representan uno de esos curiosos secretos que todavía se guarda Madrid. Confinado en un rincón de irreductible belleza insólita, este paraje agoniza lentamente por la amenaza de la contaminación hídrica y el hostigamiento urbanístico.

Aparqué el coche en torno a las 10:45h de este día de Navidad de 2007 al final del pequeño polígono industrial de la localidad de Velilla de San Antonio, en Madrid, muy cerca de Mejorada del Campo. El área urbanizada y asfaltada del polígono llega hasta el mismo pie de la primera de las lagunas, La del Raso, una antigua gravera actualmente recuperada como zona recreativa. No obstante para llegar hasta aquí tuve recorrer en torno a dos kilómetros por pistas de tierra, algunas muy exiguas por la vegetación cunetera, torpemente dirigido por el Navegador GPS.

Comencé paseando por la senda que bordea la Laguna del Raso en sentido contrario a las agujas del reloj. A pesar de que era casi mediodía, las sendas presentaban una notable capa de escarcha que denotaba la intensidad de la helada en la madrugada.

Tras sortear una zanja, continué el paseo cruzando por un talud de tierra que separa la Laguna del Raso y la Laguna del Picón del Los Conejos, la más grande del conjunto, con 25 hectáreas de superficie y de silueta irregular, con abundantes recovecos que resulta muy atractiva para la fauna de la zona (Cormoranes, somormujos, patos cuchara, ánades reales, porrones europeos, garzas reales, gaviotas reidora y sombría y otras especies).

La vegetación típica de soto de rivera también se ha hecho su propio hueco y hoy en día podemos observar numerosos árboles de buen porte, autóctonos de esta zona del Jarama: Alamos, chopos, sauces y, en menor medida, fresnos.

Superado este talud-puente, continué el paseo por una exigua senda, flanqueada por altas tobas, que discurría entre la laguna del Picón de Los Conejos y el Río Jarama, siguiendo el curso del río y aproximándose decididamente hacia la zona de los cortados. Aquí vamos siguiendo un meandro que forma una horquilla casi perfecta, por lo que se pasa de caminar en dirección Suroeste, a dirección Nornoroeste.


Una vez a los pies de los cortados, de los que sólo nos separa el río, la senda se abre y ensancha haciendo más cómodo su tránsito. En este bonito y sereno paseo por la rivera del Jarama, el silencio sólo se rompe por el canto de las aves.

Así, paseando por la rivera del Jarama, por su margen izquierda, remontando su curso, llegamos a la última de las grandes lagunas que configuran este entorno, la Laguna del Soto, resaltando que en este punto el estado ruinoso de las edificaciones anexas, que deslucen paisaje y contribuyen a la degradación del entorno.
Continué brevemente la marcha, atravesando algunas parcelas ganaderas donde los animales campaban libremente, hasta llegar prácticamente a los pies de la Ermita del Cristo de Rivas, imponentemente erguida en un cortado sobre el Jarama, que presenta un aspecto inquietante y sobrecogedor.
Así pues, en este punto di por finalizada la visita a los humedales y tomé una pista hacia el Oeste para regresar a Velilla de San Antonio, e intentar cerrar así un recorrido circular, que resultó ser de en torno a 10km de longitud, por este paraje tan peculiar como desconocido del Sureste de Madrid.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Geoevento en Toledo

Este Sábado día 22 de Diciembre se ha celebrado el primer Geocaching Event en la ciudad de Toledo, lo que ha supuesto una ocasión muy especial para saludar y compartir buenos momentos con algunos de los compañeros más habituales de juego, e incluso conocer personalmente a otros que, a pesar de haber mantenido contacto por correo o telefónicamente desde hace años, todavía no habíamos tenido el placer de habernos encontrado.

Llegué al punto de encuentro (Plaza del Ayuntamiento de Toledo), junto a Fernando (Ratone) a las 12:30h, pasando media hora del horario previsto y habiendo perdido a Concha (su mujer) por el camino. Así que ella fue el primer "tesoro" de la mañana a buscar en el casco de Toledo.

Allí nos esperaban los equipos organizadores: Alamostrail, Universo Arácnido y Bololand. Nos proporcionaron las correspondientes acreditaciones e instrucciones del juego para hoy (un material muy trabajado), así como algún detalle proporcionado por GARMIN, que esponsorizó el evento. Tras charlar un rato con ellos comenzamos la búsqueda. Básicamente se trataba de realizar todas las estaciones del cache "Toledo, Ciudad de Leyenda". http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=30a36fea-cb9c-4ef8-8b7b-8c9835bc835b

A los pocos minutos nos empezó a llover y, dadas las horas que eran, vimos más interesante homenajearnos con contundencia a base a cañas y tapas, para acabar con unos postres exquisitos y unos pacharanes en Alfileritos 21. La verdad que Toledo está mejorando sustancialmente la oferta hostelera en los últimos años, todos los establecimientos están muy elegantes, decorados con mucho gusto, y atención y calidad bien cuidada. Así que en nuestro particular evento mañanero consistió en recorrernos todos los bares del centro, y la verdad que lo pasamos estupendamente. Por cierto, encontramos todos ellos sin necesidad de usar el GPS.

Después de comer bajamos a por el cache ubicado en las inmediaciones de lo que alguna vez pudo ser el "Artificio de Juanelo".

(Para más información: http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=b6c728ee-f2c5-4fed-a8a9-28ef5df7c547 )

Las coordenadas nos mandaban insistentemente a más de 20 metros de la posición del cache y no habíamos visto la foto spoiler, así que como se estaba haciendo de noche, decidimos llamar a Gonzalo (Alamostrail) para clarificar la posición. La zona, al lado del Puente de Alcántara, estaba bonita y con cierto aire tétrico, dado el aspecto de las numerosas ruínas que allí perduran, mientras iba cayendo la noche. Debió ser absolutamente impresionante ver funcionar este artefacto elevando las aguas del Tajo a tantos metros de altura.

Ratone tuvo que abandonar, así que intenté reincorporarme con algún grupo en la actividad principal del evento. Entonces encontré a Churro y Pitu, a los que me uní en la búsqueda. Hicimos juntos varias de las estaciones, con alguna parada de descanso entre medias. Cuando habíamos superado el ecuador nos encontramos con Pepe (ppcampillo) en la Ermita del Cristo de La Luz, así que también aunamos esfuerzos y dimos con la última estación coincidiendo allí con varios de los equipos (Oniram y aivlis, Cherokeex, Romanber, noedavne y ciberaid).

Antes de cenar acompañé a estos equipos de nuevo a la zona del cache de Juanelo y luego nos dirigimos juntos al restaurante.La cena fue de muy buen gusto, y a un precio interesante; desafortunadamente en Madrid no se consigue este precio para este tipo de gastronomía, y mucho menos en estas fechas, así que enhorabuena a bololand por la elección. Después de cenar fuimos en grupo a resolver la ubicación final del cache, que es absolutamente magistral, muy elaborada y atrevida.

Tras la cena y culminación del brillante cache, el nucleo duro de frikismo geocacher no quiso dejar pasar la oportunidad de conseguir el cache memorial, a pesar de hostil entorno en el que se encontraba para las horas que eran. Así que, linterna en mano, una primera avanzacilla compuesta por Cherokeex, ppcampillo, Santi y yo llegamos al peculiar lugar e inauguramos el libro de registro; y allí nos quedamos esperando al resto de equipos mientras disfrutábamos de la excelente vista nocturna de Toledo, y Santi nos comentaba algunas anécdotas e historias de la propia zona, y de Toledo en general.

Así pues en torno a las 3:00h de la mañana acabamos el periplo Toledano de una manera muy divertida. Muchas Gracias a la organización por el esfuerzo y dedicación en la preparación del event cache, y un saludo a todos los equipos participantes y espero que podamos volver a vernos pronto.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Ruta 505

La M-505 es una de esas carreteras que te ayudan a descubrir la satisfacción de conducir, atravesando parajes de naturaleza tan distinta, siempre bella, y a veces salvaje, que convierten el viaje entre Las Rozas de Madrid y Ávila en una ruta digna de protagonizar la mejor de las "Road Movie" americanas.

Pasaban unos minutos de las 8:30h de la mañana de este Sábado, 15 de Diciembre de 2007, cuando habiendo ya pasado el Puerto de Galapagar y la propia población, me acercaba a las inmediaciones del largo y espectacular puente que cruza el Embalse de Valmayor, hoy más espectacular que nunca, debido a la concentración de brumas bajas a ras del agua, que en los primeros instantes del amanecer, todavía con poca luz, configuraban un paraje inhóspito y sobrecogedor para esta travesía.

Los termómetros marcaban -7ºC en las inmediaciones del Escorial, y además iba con mucha antelación sobre la hora estipulada para el encuentro con Fernando (Ratone), Ignacio (ITerMaI) y Stefan (Seekmuch), que era concretamente a las 9:30h, en el alto del Puerto de La Cruz Verde, por lo que me tomé la ascensión del mismo con mucha tranquilidad. Aún así coroné el puerto a las 9:00h en punto, y pasé a tomar un cafe en la cafetería que allí se ubica mientras aguardaba su llegada.

No tardó mucho más en aparecer Ignacio y su jóven acompañamiento (Ignacio jr. y Alvaro), por lo que compartimos agradable conversación, y tostada, hasta la llegada de Fernando, Concha, y poco después Stefan, escrupulosamente puntuales, como siempre. La jornada tenía en cartera 10 cachés a lo largo de esta ruta 505, por lo que tras hacer acopio de energía, no debíamos tardar mucho en ponernos manos a la obra, y así lo hicimos.

El primero de este intenso periplo por la interesante Ruta-505 lo teníamos en el propio puerto, unos metros más adelante en dirección Ávila. Afortunadamente disfrutamos de un día frío pero muy soleado y claro y desde la zona del cache se disfrutaba de una visibilidad excepcionalmente buena, pudiéndose observar con gran nitidez El Escorial, La Pedriza, la Sierra de Guadarrama, y aún mucho más allá, como la Sierra de Ayllón y otras cumbres guadalajareñas.

Retomando nuestra ruta por la carretera 505, y rápidamente llegamos al siguiente hito del día, el cruce de la carretera con el Río Cofio. Aparcamos al final del viaducto sobre el río y tomamos una senda que tras un breve y bonito paseo en fuerte descenso nos dejaba en la ribera del río. Las gruesas placas de hielo constataban la fuerte helada caída en la madrugada. Se trata de un paraje muy pintoresco; la garganta que aquí forma el Río Cofio comienza a abrirse poco a poco a medida que avanzamos y va dejando mayor libertad y amplitud de movimiento para el paseo entre estos bonitos pinares. Un lugar en el que merece la pena detenerse y que nunca hubiéramos conocido si no es por la pequeña Laura.
Tras la parada en la ribera del Río Cofio, retomamos nuestra ruta por la carretera 505, siempre en dirección Ávila, para salirnos por la pista asfaltada que sale a nuestra la izquierda, poco después de superar el PK 51. Seguimos por asfalto sólo unos pocos metros, puesto que enseguida nos salimos por una pista en buen estado general, con algún socavón aislado pero importante, que nos conduce en dirección hacia Peñarrubia. Aparcamos en un claro y comenzamos la búsqueda del cache. Tras dos intentos fallidos y cierto desconcierto generalizado, a la tercera los Maestros se centraron en el asunto y dieron con la posición final. Ciertamente esta Tierra de Pinares ofrece paseos muy interesantes, bonitos y de gran tranquilidad, en un entorno natural excepcional.

Continuamos nuestro recorrido por el corazón de esta "Tierra de Pinares", ahora teniendo claro que debíamos dirigirnos hacia el mismo vértice geodésico de Peñarrubia.

Para ello retomamos los vehículos y continuamos una corta pero divertida y bonita travesía off-road entre el pinar que nos dejaría a muy pocos metros de la misma cumbre, terminando el recorrido a pie de un corto paseo sin dificultad por la cuerda de esta peña.

La extraordinaria visibilidad que nos ofrecía el día nos hizo disfrutar de las formidables vistas hacia las estribaciones de Gredos y la Sierra de Madrid; ver surgir de manera tan clara y nítida las cumbres, sobresaliendo de entre las tupidas brumas más bajas, configuraba un impactante y cautivador paisaje. Nos tomamos unos minutos de descanso, agradable conversación, y bromas en lo alto de Peñarrubia para disfrutar de tan espectacular entorno antes de continuar con nuestro periplo.


Tras la incursión en los pinares del entorno de Peñarrubia, retomamos la carretera 505 durante unos pocos kilómetros para desviarnos ahora hacia Las Navas del Marques. El primer objetivo fue el Risco de Santa Ana, al que llegamos prácticamente de forma "Drive-In", tras subir una divertida pero corta trialera que, partiendo desde su parte posterior, nos encaramó hasta la cumbre de esta composición rocosa. Este fue el cache Nº1000 de Seekmuch, que, si no me equivoco, le convierte en el primer jugador en territorio nacional en alcanzar esta cifra. Por lo tanto, nos reservamos un pequeño momento para la consecuente celebración.

Como continuación a la visita al Risco de Santa Ana, y sin revisar debidamente la cartografía, nos aventuramos a continuar por la maraña de pistas que desde este risco parten en dirección a nuestro siguiente objetivo: los aerogeneradores de la cercana estación eólica. A medida que ascendíamos las pistas empeoraban y cuando identificamos que no íbamos por el camino óptimo, ya fue quizás demasiado tarde para retroceder. De todas formas este trayecto off-road fue bastante bonito y divertido. Una vez encontramos la pista asfaltada principal, hubo un momento de incertidumbre sobre la manera óptima de finalizar la aproximación, si a pie o en coche, por lo cual el cual el grupo se desdobló en dos, cada cual ferviente seguidor de una de estas alternativas. Mientras Ignacio y Stefan continuaban en coche, Fernándo y yo afrontamos con decisión los 200 últimos metros hacia el cache atrochando por la ladera. Finalmente el grupo motorizado llegó al cache unos segundos antes que nosotros, pero la trepada nos vino muy bien después de tanta conducción.

Una vez finalizado el trabajo en Las Navas del Marqués, nos quedamos a comer en el propio pueblo donde dimos buena cuenta de la brillante carne que en estos lugares se cría y se prepara, y tras la comida, retomando nuestra ruta por la 505, nos dirigimos a este apartado y bonito rincón llamado Ciudad Ducal. Subimos primero al mirador de la Atalaya de Eiffel donde resolvimos la primera incógnita y disfrutamos de las bonitas vistas al entorno de la urbanización. Proseguimos el resto del camino a pie, en un bonito paseo por la senda ribereña del Arroyo Retuerta hasta la presa del pequeño embalse, donde obtuvimos las coordenadas finales sin mayores problemas. Al final nos encontramos con una divertida sorpresa... y es una pena que tal y como está planteada no todos los buscadores puedan disfrutarla, porque es algo verdaderamente original que nos hizo reirnos un buen rato, pero en eso mismo radica la genialidad del invento.

La tarde se nos había echado encima casi sin darnos cuenta, por lo que dada la naturaleza de los caches que faltaban, decidimos seguir primero hasta éste del Mirador de Valdelavía. Lo encontramos sin problemas a muy pocos metros del lugar de aparcamiento y obtuvimos las coordenadas finales que necesitabamos para resolver Gallo Kirico. Como todavía no había anochecido el lugar ofrecía una vistas espectaculares, pero el frío empezaba a arreciar, así que sin mayor dilación comenzamos nuestro camino de retorno de esta inolvidable jornada de ruta por la carretera 505.

En el camino de vuelta hacia Madrid paramos en estación de La Cañada para hacer de manera muy rápida y sencilla el cache Nº9 de la ruta. La Cañada ostenta el título de ser la estación de ferrocarril de vía ancha construida a mayor altitud sobre el nivel del mar de España. Desde Madrid se deben ascender hasta este punto 770m, por lo que fue el lugar propicio para ubicar una estación logística dentro del Término Municipal del Herradón de Pinares. Debido a esta pendiente, era muy habitual ver llegar hasta aquí a los trenes de mercancías con doble tracción (2 locomotoras), para poder salvar la dureza del trazado. Dada esta pendiente del trazado, se eligió esta línea para la realización de ciertos ensayos con un prototipo de tren experimental, y así, en enero de 1944, después de 3 años de pruebas, El Talgo I alcanzó los 135 km/h en la bajada de La Cañada hacia Madrid.

(Para más información: http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=91ebd6c4-6630-45c4-b082-ca428eff7041 )

Y nuestro último cache del recorrido por ruta 505, que en mi caso hacía el Nº10 del día, aunque todavía no iba a ser el último de la jornada, nos lo deparó el simpático gallo esculpido a base de una hábil poda de un ciprés, ubicado en la estación de servicio de Navalperal de Pinares. Tras visitar y admirar el Gallo nos dirigimos hacia la posición final del cache. Tuvimos algunos problemas con las coordenadas que hicieron que nos dispersáramos un poco en la búsqueda. Finalmente Ignacio se armó de templanza en los momentos de mayor incertidumbre y nos condujo con firmeza al sitio bueno. Y con éste completamos una apasionante jornada de geocaching, deparada por los propietarios de los correspondientes caches y especialmente al equipo uBeTeam, verdaderos artífices de esta completísima serie.

jueves, 6 de diciembre de 2007

El Cáliz, un rincón perdido en La Pedriza.

La zona sobre la que se asienta el Risco del Cáliz es uno de esos rincones mágicos de La Pedriza, que apartados del tránsito de las hordas de visitantes que llegan al Parque todos los fines de semana, te deja disfrutar de una conmovedora serenidad y belleza.

Llegaba al parking de Canto Cochino a las 9:00h en punto de la mañana de este Jueves 6 de Diciembre de 2007, donde ya un nutrido grupo de madrugadores ultimaban los detalles para comenzar sus respectivas excursiones. Allí estaba el inconfundible coche con matrícula alemana de Stefan, que a esas horas a buen seguro ya había superado el cruce de los 4 caminos en pos de Las Torres.

No tardó mucho más en asomar por la entrada del parking Fernando con su llamativo Land Cruiser preparado, con el nombre de "Ratone" visiblemente rotulado en letras de color naranja. Así pues y sin muchos más preámbulos nos pusimos en marcha para alcanzar el primero de nuestros objetivos de la jornada, el geocache ubicado en las inmediaciones de El Risco del Cáliz.

http://www.geocaching.com/seek/cache_details.aspx?guid=d49b17ed-9503-4942-b320-386b80ad1241


A El Cáliz se accede tras algo menos de 2,5Km de marcha, superando un desnivel de unos 280 metros. Comenzamos la ruta superando la bonita pasarela sobre el Río Manzanares y tomando el sendero de pequeño recorrido PR-M1, rumbo hacia el Collado del Cabrón. Conviene estar muy atentos y no perder nunca de vista las marcas amarillas y blancas que definen el recorrido del sendero porque es muy fácil en sus primeros metros derivarse hacia el curso del río. Nosotros nos despitamos en una ocasión, pero nos dimos cuenta pronto y tras un pequeño atroche logramos recuperarlo rápidamente unos metros más arriba.

No subimos al Risco de El Cáliz por la senda más habitual, sino por una que sale del PR-M1 poco antes de empezar a afrontar las rampas más duras que nos dejarían en el Collado del Cabrón, concretamente en (WGS84 N-40º 45.547, W-003º 54.130). Se trata de una senda muy poco trillada que corre cierto riesgo de desaparecer por desuso. Uno de los objetivos que persigue el cache es ayudar a su conservación, incentivando el tránsito de personas así como el refuerzo de hitos, y así lo hicimos.

Tras la primera rampa, fuerte y larga, que afronta el desnivel perpendicularmente en dirección Sureste pero por zona de umbría, accedemos a un somero colladito donde tomamos rumbo Noreste, apareciendo ya ante nosotros y a no muchos metros de distancia la inconfundible silueta del Cáliz. Tras ganar otros 40 o 50 metros de desnivel, llegamos a la propia base de la Peña donde se puede disfrutar de una vistas espectaculares a las alturas de La Cuerda Larga y la vaguada del Manzanares.

Efectuamos el regreso alternativamente por la senda más marcada y habitual que nos dejaría de vuelta en el PR-M1, en un punto mucho más al sur y cercano de Canto Cochino, completando así un recorrido prácticamente circular, corto, bonito e intenso. Después marchamos a la zona de El Tranco para acompañar a Fernando en su visita a El Alcornoque del Bandolero, completando de este modo la jornada pedricera. http://elblogdejuande.blogspot.com/2007/10/el-alcornoque-del-bandolero.html

Ficha técnica de la ruta y descarga de track en Wikiloc:

http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=75713